sábado, 23 de junio de 2012

Voto contra casi todo: en blanco.



Democracia, medio para la corrupción y la movilidad social



"Hay días en los que me avergüenzo de ser Senador": Senador JORGE E. ROBLEDO.
(Cómo así, Senador, ¿hay días en los ke no? ¿Los días de pago?)

Contra el corrupto: en general, toda aspiración a un cargo de elección popular es, hoy en dìa y per se, una aspiración corrupta, o en su defecto, corruptible en el trayecto de la candidatura a la posesión. Y ni se diga una vez posesionado el susodicho.

 Ejemplifico, no ilustro, la anterior e irresponsable, deskiciada y desesperada, defraudada y decepcionada afirmación-esputo: corrompidos todos akellos que devengan millonadas por ocupar cargos pùblicos, por ejemplo, los consabidos, històricos, cínicos, sinvergüenzas, descarados, insaciables, deshonestos, hipòcritas, congresistas ladrones; es èste el tèrmino màs vulgar, no por ello deja de ser el màs apropiado. Aunke "malditas ratas" es tambièn muy comùn (està perdiendo nivel este texto); yo prefiero el tèrmino oficial: "Honorables". Y si de ofender a alguien se trata, sugiero, en adelante, llamadle, gritadle, aturdidle: ¡senador!, ¡senador!, ¡senador!... o, ¡representante...! O, siendo màs circunstancial, coyuntural: ¡gobernador!, ¡gobernador!, ¡gobernador!

Honorables (senadores y repesentantes) legislando en causa propia personalista, permìtome el pre-tèrmino: autoclientelista manera d hacer leyes. De esto el ùltimo ejemplo— ¿kièn dijo "impedimento"? Nadie—: la refo a la justi. Con esa reforma, la justicia: de injusta a ridìcula. Por fortuna nos keda el ùltimo intersticio de humor—decadente ridiculez—: "Sàbados Felices". La esperanza— ¿hay?, ay—: todo siempre puede ser peor...ay. Sàbado y domingo el podri Congre no sesiona, comprobado: podrìa ser peor—y a mì hasta me tildan de pesimista—, podría haber un “Domingos Felices”. Yo kè se. El resto de la semana, infelices.

Contra el ascensismo social vìa elevador electoral: eso de recurrir al favor del electorado para lograr "mi" movilidad social ha funcionado. Ejemplifico: Angel-i-no (màs no). Estudios cientìficos como los de Llinas destacan en cierta àrea del cerebro esa funciòn a la ke le atribuimos la carga moral de nuestros actos: la conciencia. Kiero creer ke a Angel-i-no (Garzón) le afectò el cerebro el cargo de conciencia. Observo: “descerebrado” se usa como ofensa. De paso, me pregunto: ¿necesitamos otro descerebrado, kiero decir, u otro camisamarilla de gobernador; éste, esta vez, sì? O màs precismente: ¿adònde keda el alma?, ¿adònde la lealtad?  ¿Nada? Màs claro, pues: ¿de dònde surge la traición: del alma o del cerebro? La abuela de alguien diría: “mijito, Dios no se keda con nada”. El profe de ese alguien: “la causalidad”. Ese alguien: “jmmmh”.

Un voto es una apuesta. El ke no apueste no gana. El ke apuesta pierde, eventualmente gana. ¿Cuàndo? El casino—sistema—nunca pierde, se autoregula. Ante el azar ke por estos días algunos compañeros de amarillo sugieren, la respuesta es clara, o mejor dicho: BLANCO. Voto en blanco. Claro, otra apuesta…, pero por nadie. O, mejor, como ya lo advertí, contra casi todo lo ofrecido. Por los otros colores en la mesa del casino electorero no tengo màs ke decir ke lo dicho de antaño: mafias, la casa gana. O cómo creeríamos ke se ha construido este gran casino, kice decir gran nación, sino con mafias, las élites clientelistas en el poder.

Asì, si no es el particularismo (clientelismo) el pilar de nuestro sistema social, èste se derrumba. En un principio (retòrico) era el cáncer ke atentaba contra las instituciones de èste, ahora hay “inversión social”: lo social (socialista) atenta contra la institucionalidad, tal es la "inversión": el cáncer del particularismo es el socialismo (el de obrar en pro de la comunidad).

El voto en blanco es otra apuesta, para perder menos o, si se kiere, porke nada hay ke perder. Comprendo la situación de los polistas (no los del country club, o de los de donde sea ke se juegue polo en Colombia), o la de los amigos del candidato amarillo a la gober del Valle. De los primeros, las razones: el partido. Harto en anteriores ocasiones me he despachado contra ese partido, no retrillo ahora. De  los amigos y/o conocidos, esperemos no perder el saludo. Lo dicho, nada ke peder. Refuerzo o pongo el único argumento: votar por convicción no es suficiente, votar para ganar unas votaciones es mero pragmatismo insulso—grupusculista, cuando esa victoria apenas se refiere al triunfo de “mi” partido—. La convicción importa según el kè de lo ke se està convencido.

Se puede estar convencido de: “mi partido”, la honestidad de “mi” candidato, su simpatía y otras tantas variables de fe. Pero la convicción política se aleja de la fe (ciega, abnegada, acrìtica), reclama la confianza sustentada en la prueba. Partido, honestidad y hasta simpatía han de supeditarse al hecho, al acto, a la historia de estos y la voluntad ke guiò y guìa su ejecución pública (y también en lo privado), tal es la prueba constitutiva de tales atributos del sujeto candidato.

Si històricamente el bipartidismo (rojo-azul y la guerrilla, y fracciones y facciones de estos), con sus candidatos, han dado prueba de insuficiencia socialista, ¿a kè se debe ahora el llamado a apostarle al amarillo? ¿Coyuntura? Coyunturalmente la respuesta al llamado es: EN BLANCO. Y Si no pasa nada distinto, si keda Ubeimar, si keda Francined, si keda Carlos, distinto para ellos, sus partidos y amigos, igual para los demás: casino gana, socialismo pierde.

No hago ningún llamado, no llamo a votar en blanco, respondo al llamado a votar en amarillo. No creo ke haya un candidato lo suficiente cáncer contra el sistema, siguiendo la metáfora, no creo ke sea cáncer contra el cáncer pilar del sistema social y político corrupto ke sostiene al país.

No llamo a votar, ni en blanco, porke me avegûenzo de hacerlo, tal como vergüenza siento por otras pràcticas cotidianas en las ke incurro, incurrirè. Mas enuncio algún sustento a mi contradicción: si votar cambiarà algo, estaría prohibido, dice algún grafiti, lo complemento: si no hacerlo lo hiciera, también. Pero el dilema, creo, sugiero, no se resuelve en el tradicional cruce de brazos de domingo infeliz, por parte de indiferentes y abstencionistas. Por lo pronto, recomiendo, a kien kiera razones para votar en blanco, ya para acogerlas, ya para rebatirlas, remítase a los “atisbos analíticos” del profesor Humberto Velez del IEP de Univalle. Y a kien rekiera de las mismas para votar por un color a... (?)

“Menguo”, si no corrupta ni corruptible, cómplice-consciente, cómplice-ingenua, akella aspiración curulista. Tantas son las veces ke los jinetes del apocalipsis del capitalismo—han de cabalgar màs y màs veloz, cuànto màs esperaremos tal cataclismo—, las izkierdas autoproclamadas, prometen lo deseado por el "pueblo" contra el fin de casi todo lo habido: la transparencia contra la corrupción, el pueblo contra el voto imperativo, la política contra la demagogia, la democracia contra su reduccionismo a la mayoría en las urnas (esto no lo he escuchado prometer, me lo acabo de inventar), la reflexión crìtica contra la coacción o coerción o el tamal, el arte de la política contra la real política (otro invento)…Tantas son estas veces como la cantidad de promesas defraudadas, incumnplidas y hasta traicionadas.

Hoy esas mismas promesas amarillas, como de otro color cualkiera, parecen entrañar la centugenaria motivación—no han dado prueba de otra cosa ke genere confianza—, cuando partidista, cifrada en la pretensión del triunfo del partido y, de paso, en el ascenso personal, vìa-urna, vale decirlo, aprovechando la ocasión coyuntural, de un tarzàn cualkiera a la secoya màs alta del boske elitista de lo ke en Colombia se entiende por democracia o política: corrupción. 

Pd.
Para evitarme sea tomada por insinuación mi perorata, recalco: al señor (en lugar de HONORABLE) Carlos Gonzales, le deseo nunca se convierta en gobernador, gobernador, gobernador… Mantèngase ¡SINDICALISTA!, deseo. Y ya se ke en política el deseo es promesa de frustraciones más ke el augurio de èstas en el teórico psicomundo freudiano.
No creo ke lo valga, tanto esfuerzo y llamar a la confianza d tanta gente por el sòlo prestigio d un partido, por el sòlo abono al futuro polìtico d un sòlo personaje: yerro, una vez màs, del Polo. En lugar de mantener una postura digna, tal cual como la ke gallardamente exhibieron a la hora de esa Reforma a la justi. O tal como lo hace Robledo al llamar a la movilizaciòn contra ella. 
Elucubraciòn, màs: ¿acaso consista, para los ascencistas (no ascensorista, èste es un sujeto ke no se marea), el arte de la política en Colombia, en acceder a las élites, o mejor, a los beneficios propios de sus círculos de poder, corromperse, pues, pero guardar el gusto por… la rellena, el tamal, en lugar de remplazarlos por el caviar? Si es asì, piénsese ahora, mente ociosa, con akellos salarios y lo ke vale una libra de caviar, equivalente a lo ke 10 o 20 libras de rellena, o màs; uff, cuànta rellena podría comprar un congresista ascencista (escalador o trepador)… Y se la comen toda, ellos sólos. Asì, sin comer uno, ¿cómo come uno callado?