Democracia, medio para la corrupción y la movilidad social
"Hay días en los que me avergüenzo de ser
Senador": Senador JORGE E. ROBLEDO.
(Cómo así, Senador, ¿hay días en los ke no? ¿Los días
de pago?)
Contra el
corrupto: en general, toda aspiración a un cargo de elección popular es, hoy en
dìa y per se, una aspiración corrupta, o en su defecto, corruptible en el
trayecto de la candidatura a la posesión. Y ni se diga una vez posesionado el
susodicho.
Ejemplifico,
no ilustro, la anterior e irresponsable, deskiciada y desesperada, defraudada y
decepcionada afirmación-esputo: corrompidos todos akellos que devengan
millonadas por ocupar cargos pùblicos, por ejemplo, los consabidos, històricos,
cínicos, sinvergüenzas, descarados, insaciables, deshonestos, hipòcritas,
congresistas ladrones; es èste el tèrmino màs vulgar, no por ello deja de ser
el màs apropiado. Aunke "malditas ratas" es tambièn muy comùn (està
perdiendo nivel este texto); yo prefiero el tèrmino oficial:
"Honorables". Y si de ofender a alguien se trata, sugiero, en
adelante, llamadle, gritadle, aturdidle: ¡senador!, ¡senador!, ¡senador!... o, ¡representante...!
O, siendo màs circunstancial, coyuntural: ¡gobernador!, ¡gobernador!, ¡gobernador!
Honorables
(senadores y repesentantes) legislando en causa propia personalista, permìtome
el pre-tèrmino: autoclientelista manera d hacer leyes. De esto el ùltimo
ejemplo— ¿kièn dijo "impedimento"? Nadie—: la refo a la justi. Con esa reforma, la justicia: de
injusta a ridìcula. Por fortuna nos keda el ùltimo intersticio de humor—decadente
ridiculez—: "Sàbados Felices". La esperanza— ¿hay?, ay—: todo siempre
puede ser peor...ay. Sàbado y domingo el podri Congre no sesiona, comprobado:
podrìa ser peor—y a mì hasta me tildan de pesimista—, podría haber un “Domingos
Felices”. Yo kè se. El resto de la semana, infelices.
Contra el ascensismo social vìa elevador
electoral: eso de recurrir al favor del electorado para lograr "mi"
movilidad social ha funcionado. Ejemplifico: Angel-i-no (màs no). Estudios
cientìficos como los de Llinas destacan en cierta àrea del cerebro esa funciòn
a la ke le atribuimos la carga moral de nuestros actos: la conciencia. Kiero
creer ke a Angel-i-no (Garzón) le afectò el cerebro el cargo de conciencia.
Observo: “descerebrado” se usa como ofensa. De paso, me pregunto: ¿necesitamos
otro descerebrado, kiero decir, u otro camisamarilla
de gobernador; éste, esta vez, sì? O màs precismente: ¿adònde keda el alma?, ¿adònde
la lealtad? ¿Nada? Màs claro, pues: ¿de
dònde surge la traición: del alma o del cerebro? La abuela de alguien diría:
“mijito, Dios no se keda con nada”. El profe de ese alguien: “la causalidad”.
Ese alguien: “jmmmh”.
Un voto es
una apuesta. El ke no apueste no gana. El ke apuesta pierde, eventualmente
gana. ¿Cuàndo? El casino—sistema—nunca pierde, se autoregula. Ante el azar ke
por estos días algunos compañeros de amarillo sugieren, la respuesta es clara,
o mejor dicho: BLANCO. Voto en blanco. Claro, otra apuesta…, pero por nadie. O,
mejor, como ya lo advertí, contra casi todo lo ofrecido. Por los otros colores
en la mesa del casino electorero no tengo màs ke decir ke lo dicho de antaño:
mafias, la casa gana. O cómo creeríamos ke se ha construido este gran casino,
kice decir gran nación, sino con mafias, las élites clientelistas en el poder.
Asì, si no
es el particularismo (clientelismo) el pilar de nuestro sistema social, èste se
derrumba. En un principio (retòrico) era el cáncer ke atentaba contra las
instituciones de èste, ahora hay “inversión social”: lo social (socialista)
atenta contra la institucionalidad, tal es la "inversión": el cáncer del
particularismo es el socialismo (el de obrar en pro de la comunidad).
El voto en
blanco es otra apuesta, para perder menos o, si se kiere, porke nada hay ke
perder. Comprendo la situación de los polistas (no los del country club, o de
los de donde sea ke se juegue polo en Colombia), o la de los amigos del
candidato amarillo a la gober del Valle. De los primeros, las razones: el
partido. Harto en anteriores ocasiones me he despachado contra ese partido, no retrillo
ahora. De los amigos y/o conocidos,
esperemos no perder el saludo. Lo dicho, nada ke peder. Refuerzo o pongo el
único argumento: votar por convicción no es suficiente, votar para ganar unas
votaciones es mero pragmatismo insulso—grupusculista, cuando esa victoria
apenas se refiere al triunfo de “mi” partido—. La convicción importa según el kè
de lo ke se està convencido.
Se puede
estar convencido de: “mi partido”, la honestidad de “mi” candidato, su simpatía
y otras tantas variables de fe. Pero la convicción política se aleja de la fe (ciega, abnegada, acrìtica),
reclama la confianza sustentada en la prueba. Partido, honestidad y hasta
simpatía han de supeditarse al hecho, al acto, a la historia de estos y la
voluntad ke guiò y guìa su ejecución pública (y también en lo privado), tal es
la prueba constitutiva de tales atributos del sujeto candidato.
Si
històricamente el bipartidismo (rojo-azul y la guerrilla, y fracciones y
facciones de estos), con sus candidatos, han dado prueba de insuficiencia socialista, ¿a kè se debe
ahora el llamado a apostarle al amarillo? ¿Coyuntura? Coyunturalmente la
respuesta al llamado es: EN BLANCO. Y Si no pasa nada distinto, si keda
Ubeimar, si keda Francined, si keda Carlos, distinto para ellos, sus partidos y
amigos, igual para los demás: casino gana, socialismo pierde.
No hago
ningún llamado, no llamo a votar en blanco, respondo al llamado a votar en
amarillo. No creo ke haya un candidato lo suficiente cáncer contra el sistema,
siguiendo la metáfora, no creo ke sea cáncer contra el cáncer pilar del sistema
social y político corrupto ke sostiene al país.
No llamo a
votar, ni en blanco, porke me avegûenzo de hacerlo, tal como vergüenza siento
por otras pràcticas cotidianas en las ke incurro, incurrirè. Mas enuncio algún
sustento a mi contradicción: si votar
cambiarà algo, estaría prohibido, dice algún grafiti, lo complemento: si no
hacerlo lo hiciera, también. Pero el dilema, creo, sugiero, no se resuelve en
el tradicional cruce de brazos de domingo infeliz, por parte de indiferentes y abstencionistas. Por lo pronto, recomiendo, a
kien kiera razones para votar en blanco, ya para acogerlas, ya para rebatirlas,
remítase a los “atisbos analíticos” del profesor Humberto Velez del IEP de
Univalle. Y a kien rekiera de las mismas para votar por un color a... (?)
“Menguo”, si
no corrupta ni corruptible, cómplice-consciente, cómplice-ingenua, akella
aspiración curulista. Tantas son las veces ke los jinetes del apocalipsis del capitalismo—han
de cabalgar màs y màs veloz, cuànto màs esperaremos tal cataclismo—, las
izkierdas autoproclamadas, prometen lo deseado por el "pueblo" contra el fin de casi todo lo habido: la transparencia contra
la corrupción, el pueblo contra el voto imperativo, la política contra la
demagogia, la democracia contra su
reduccionismo a la mayoría en las urnas (esto no lo he escuchado prometer, me
lo acabo de inventar), la reflexión crìtica contra la coacción o coerción o el
tamal, el arte de la política contra la real
política (otro invento)…Tantas son estas veces como la cantidad de promesas defraudadas, incumnplidas y hasta traicionadas.
Hoy esas
mismas promesas amarillas, como de otro color cualkiera, parecen entrañar la centugenaria motivación—no han dado
prueba de otra cosa ke genere confianza—, cuando partidista, cifrada en la
pretensión del triunfo del partido y, de paso, en el ascenso personal, vìa-urna, vale decirlo, aprovechando la ocasión coyuntural, de un tarzàn
cualkiera a la secoya màs alta del boske elitista de lo ke en Colombia se
entiende por democracia o política: corrupción.
Pd.
Para evitarme sea tomada por insinuación mi perorata,
recalco: al señor (en lugar de HONORABLE) Carlos Gonzales, le deseo nunca se
convierta en gobernador, gobernador, gobernador… Mantèngase ¡SINDICALISTA!,
deseo. Y ya se ke en política el deseo es promesa de frustraciones más ke el
augurio de èstas en el teórico psicomundo freudiano.
No creo ke lo valga, tanto esfuerzo y llamar a la confianza d tanta gente por el sòlo prestigio d un partido, por el sòlo abono al futuro polìtico d un sòlo personaje: yerro, una vez màs, del Polo. En lugar de mantener una postura digna, tal cual como la ke gallardamente exhibieron a la hora de esa Reforma a la justi. O tal como lo hace Robledo al llamar a la movilizaciòn contra ella.
No creo ke lo valga, tanto esfuerzo y llamar a la confianza d tanta gente por el sòlo prestigio d un partido, por el sòlo abono al futuro polìtico d un sòlo personaje: yerro, una vez màs, del Polo. En lugar de mantener una postura digna, tal cual como la ke gallardamente exhibieron a la hora de esa Reforma a la justi. O tal como lo hace Robledo al llamar a la movilizaciòn contra ella.
Elucubraciòn, màs: ¿acaso consista, para los ascencistas (no
ascensorista, èste es un sujeto ke no se marea), el arte de la política en
Colombia, en acceder a las élites, o mejor, a los beneficios propios de sus
círculos de poder, corromperse, pues, pero guardar el gusto por… la rellena, el
tamal, en lugar de remplazarlos por el caviar? Si es asì, piénsese ahora, mente
ociosa, con akellos salarios y lo ke vale una libra de caviar, equivalente a lo ke
10 o 20 libras de rellena, o màs; uff, cuànta rellena podría comprar un congresista
ascencista (escalador o trepador)… Y se la comen toda, ellos sólos. Asì, sin
comer uno, ¿cómo come uno callado?