domingo, 17 de mayo de 2015

¿Campus santo?

¿Por ké la Administración de la Universidad de Valle le paga casi un millon de pesos al mes a la Arkidiocesis de Cali para ke esta usufructue un espacio de carácter público al interior de la ciudadela Meléndez?



Hace menos de un mes unos compañeros, guiados por un profesor, presentaban formalmente  a la comunidad universitaria el producto de un trabajo serio y continuado, un OBSERVATORIO POLÍTICO, al ke vienen tratando de mantener con dedicación y grandes esfuerzos y mediano, poco o casi ningún apoyo administrativo por parte de la Administración de Univalle. Al finalizar la presentación, estos compañeros señalaban la gran posibilidad de kedarse sin el rinconcito de trabajo ke tienen en el segundo piso del IEP, compartido con otras personas y para otros propósitos. No obstante, muy probablemente, aún kedándose sin un espacio físico para seguir desarrolando el Observatorio, seguirán adelante.

En bajos de Cafetería Central hay espacios estudiantiles asignados a estudiantes, los ke, uno esperaría, son de uso coherente con la academia y rotativos entre estudiantes; así como el espacio asignado a la representación estudiantil del IEP (por la ke respondo) y ke está a disposición del estudiantado de esta facultad, en el edifico de Edu. Física; incluso disponible para los compañeros del antedicho Observatorio, si en algo les puede aportar. Tal es el carácter de este tipo de espacios, o debe serlo, o debemos cuidar ke así lo sea.

En general, el sentido de todo el campus universitario debe cuidarse ke se mantenga dentro de lo caracterizado como espacio público (o mejor, común) y guardando el fin misional de la Universidad (pública) del Valle. En este celo, todos, como parte de esta Alma Mater, debemos mantenernos.

En días recientes, recibí respuesta formal de la Administración universitaria, respecto de la capellanía católica ubicada en el primer piso del edificio de Administración Central. Dejo copia del documento para ke Uds. tengan oportunidad de formarse sus propias opiniones.  Yo propongo a debate, como estudiante y ciudadano interesado en el asunto, sucinta inkina. Antes de kedar como el Nerón o Domiciano de Univalle, opto por conceder un dejo de incidioso en mi argumento; no obstante tal voluntad debe ser probada por kienes la perciban.

De la referida respuesta administrativa firmada por la Vicerrectoría de Bienestar Universitario, extraigo, a riesgo de resultar mañoso, lo ke más morbo me produjo y del ke me aprovecho para encabezar este texto:  La Universidad del Valle cancela la suma de $971.000 al mes a la Arkidiocesis de Cali. Pero la Arkidiocesis no cancela nada a la Universidad del Valle por el uso del espacio público-comunitario de nuestra Univalle.

Por más ke trato de concebir la lógica trascendental bajo la cual se concilia tal contrato entre estas instituciones (estatal-confesional), no puedo más ke mantenerme en cierta puerilidad: toda la vida he pagado arriendo, nunca nadie, ningún arrendador, me pagó por ke viviera en su propiedad, a pesar de ke mantenía en excelentes condiciones el inmueble, hasta mejorado. Supongo ke nunca fui lo suficientemente pío.

No deja de ser pues, un reto al ejercicio intelectual ciertas prácticas administrativo-confesionales ¿O me remito meramente a una lógica privada, escasa delante de una lógica de lo público interinstitucional?  ¿O en tales designios no caben las demandas racionalistas; se trata, el espacio de la capellanía, de un campus santo, ante el cual  la mundanalidad de la norma univeristaria y la ley de la República deben amoldarse, según interpretación administrativo-clerical?

p.