lunes, 13 de mayo de 2013

Una situación: entre acoso sexual y hambre... O de un ``profe`` de Univalle libre y culpable y un estudiante terco luchador y apresado


    ¿Ké sería màs reprochable, indeseable y sancionable: un acoso sexual o una instigación a comer (comer no en el sentido de un acosador sexual)?

    A kien se le ocurra ke lo primero, creo ke acusa un adecuado grado de hipocresía,  el preciso para sustentar el derecho de apropiación del alimento al tiempo que declara su pesar por el hambre en el mundo. Aunke la falta de criterio se verìa atenuada por esa suerte de doble cara en nuestros propios rostros, entre lo ke el universo –incluido el África subsahariana y varios lugares de nuestro país— debería ser: un mundo sin hambre y justo; y lo ke es –akí y ahora,  “sin ke yo pueda hacer algo”—: uno de hambres e injusticias. Bueno, hasta aquí el macro-contexto o universo paradigmático...

    Por ahora, me reitero en la necesidad descriptiva de situación, esto es, de contextualizar todo acto en un escenario: el de lo posible: las cosas sólo ocurren en el lugar donde pueden  ocurrir. ¡Oh, ké genial!, ¡severa máxima!, este, mi depurado tautológico.

    Pero dejo de lado mi contextualitis crónica y embisto la situación motivante de esta reflexión,  eso sí, sin perder mi contexto ya insinuado. 

    Hace pocos días fue encarcelado—acto—el estudiante Roberto Oliveros, reconocido en algún tiempo—contexto histórico—entre administrativos y grupúsculos estudiantiles de la Univalle por sus posiciones revisionistas marxista-leninista-stalinista-maoístas y también por su abierto y directos señalamientos a Sintraunicol-Univalle—desentonadas o vaporosas acusaciones por probar, pero con algún sustento lineal con la ortodoxia escrita comunista profesada por el susodicho  estudiante—, en los ke señalaba a esta organización sindical como viciada de corrupción en época de su entonces presidente Carlos Gonzáles, ex candidato a la gobernación del Valle en las pasadas atípicas.

    Más contexto. La administración universitaria, de pobre víctima, objetivo del compañero Roberto, cansada de soportar a éste estudiante, ke aprovechaba toda oportunidad para cuestionarla, involucrando ciertas medidas de hecho, aunque no violentas, lo suficientemente molestas; por fin decide entablar una denuncia penal contra él. El resultado de esta denuncia, por constreñimiento laboral, o alguna excusa jurídico-penal así, bien aprovechada como retaliación por el estamento administrativo universitario, hoy revienta con la condena a varios meses de prisión. La defensa de Roberto tiene la segunda instancia para apelar el fallo en su contra, o solicitar la casa por cárcel. 

    Huelga decir de la injusticia ke se comete en contra de éste compañero. Por más ke su conducta hubiera podido resultar incómoda, grosera o agresiva, en modo alguno resultaba criminal; no llegaba a tal punto que sólo fuera contenible por los barrotes de una mazmorra estatal. Desdeñó la administración con su actitud, y todas las instancias ke respaldaron y respaldan esa decisión administrativa contra el estudiante, la oportunidad del debate, ke de una u otra manera —incluidos topes de ciego— proponía Roberto, hoy condenado, respecto a la política de bienestar universitario ke, entre otras cosas, hoy vuelve a ser centro de debate, como trataré más adelante.

    De todo esto, me interesa también resaltar el contraste siguiente. Hace ya casi dos años un grupusculito de estudiantes, muy altanero él, decidió entrometerse en un concejo de profes sesionando en el sacro-recinto del Concejo Académico de Univalle, la insubordinación obedecía a la decisión de esos estudiantes de denunciar a un "profesor", el señor Diego F. Bolaños, por cometer acoso sexual contra estudiantes menores de edad de la Escuela Nacional del Deporte, de donde fue expulsado, y aun así, en cambio, mantenérsele adscrito como profesor contratista de la Univalle, en donde también se le abrió un proceso disciplinario por la misma conducta delictiva. De la Escuela Nal. del Deporte existe un fallo condenatorio tanto de primera como de segunda instancia contra el señor Bolaños. Por parte de la administración de Univalle la decisión fue, en primer término, la de mantenerle dando clases, no cesar su contrato; sin embargo ante el apremio de un sector de la población univalluna, toma la decisión de rescindirle—eso creo—su contrato, sin ke a la fecha haya habido pronunciamiento oficial de la administración respecto a este caso de acoso. El caso está en curso en la fiscalía, pero no por decisión de la administración de Univalle. Akí, no se sabe en ké va el asunto disciplinario. Esperemos obtener un pronunciamiento público prontamente.

    Así, insisto, ¿es acaso más sancionable un acto de un estudiante ke, por controvertido e irrespetuoso con compañeros obreros del restaurante, como alegó la parte acusadora en su momento, no se pudiera tratar internamente, en el seno de la comunidad univalluna; ke la comprobada conducta de acoso sexual del señor Bolaños y, hasta ahora presuntamente, reiterada en Univalle?

    Pues, así las cosas, la conclusión es ke es criminal (no sólo por lo ke tipifica el código penal, sino por el trato previo de un sector poderoso en Univalle) el acto de Roberto y, al contrario, admisible el acoso sexual del señor Bolaños. Esto dan a entender las apariencias de los actos administrativos de Univalle, la displicencia de Sintraunicol y la impropia morigeración de la representación estudiantil en cabeza tanto del compañero Potosí y de Marcel López, en su momento, ke tuvieron la oportunidad de obrar contra el acto del señor Bolaños y en bien de la comunidad univalluna, pero decidieron pasar de agache en el asunto, incluso algunas de estas figuras llegan a compartir auditorio-escenario público con el señor Bolaños, manteniendo así un silencio cómplice, durante algunas jornadas de oposición a la Reforma a la ley 30 en 2011. 

    Keda en el ambiente una incertidumbre mantenida: ¿Con el asunto del compañero Roberto, o con cualkier otro, ké silencio contextual, o como acto, seguirán manteniendo esas fuerzas vivas al interior de la Univalle? p.

    POSDATA: ¿Ké habrá de cierto en algunos rumores ke supuestamente algunos funcionarios administrativos han manifestado acerca de ke el señor Bolaños se encuentra actualmente en Argentina, pagado por fondos de la Univalle, cursando algunos estudios?


(En edición) Del malestar del Bienestar univalluno y de la insubsistencia de lo insubsistente: la representación estudiantil. 

Màs allà del apéndice ke significa una política de bienestar en una política estructural universitaria nacional, en Univalle es dable hablar de gestiones en cabeza de nombres propios encargados de viabilizar la función apéndice; claro està, siempre ke esta no se convierta en apendicitis de la política estructural.

Lo anterior supone la remisión del arte a la cota del marco. Ningún lienzo puede superar la barrera de sus bordes; por mucho ke el artista desborde su arte, este no va más allá de los límites del marco a la hora de cristalizaciones sociales, sociables, socializables.

El artista, una vez el profesor de Fìsica, Fernando Castro, hoy el profesor de Trabajo Social, Jesús Sánchez, limitan su arte a las directrices, en primera instancia, emanadas desde el cuarto piso del edificio de Administración Central y éste--rectorìa--a las de Casa de Nariño, Carvajal, Garcés, Grupo Aval, etc. ¿A kièn, entonces, estudiantes, nos debemos dirigir en defensa del apéndice, sobre todo cuando amenaza apendicitis; es decir, beneficio estudiantil?

Una percepción actual en el ambiente univalluno respecto a la ejecución ke en materia de bienestar universitario se da, es la de una oportuna y acertada, dentro del marco de sus posibilidades, gestión desde la vicerrectorìa manejada por el profe Sánchez, encargado del Bienestar Universitario. 

De esa gestión destaca la revaloración del servicio médico (así sea ke el nuevo centro de atención, casi por fuera de la ciudadela Meléndez, haya dejado por fuera al estudiantado); las propuestas y apoyo de índole cultural; la defensa del servicio de Cafetería Central; la preocupación por los y las estudiantes con ventas geoestacionarias--antes ke por su geoestación--, ke no se keda en pre-ocupación, sino ke se ha ocupado de brindar posibilidades a estudiantes para ke tengan algún sustento económico; el trabajo dinamizador participativo extendido a toda la comunidad univalluna en materia de conservación ambiental y específicamente en torno a una política ambiental universitaria; entre otras. 

No obstante todo esto, ello no niega la existencia de falencias en la política y ausencias ke, en procura de solventarse puedan incurrir en ligerezas o; peor, apenas sean las ejecuciones propias de la política anti-estudiantil, es decir, pro-supra-emanaciones Concejo Superior. ¿Ah? Ah sí, así, el Concejo Superior es el enemigo con el ke, a falta de cama, nos toca dormir como estudiantes. Basta con mirar la composición del mismo, en esta, el representonto estudiantil (me refiero al cargo, a la figura de representante) es alcahuete, es decir, bobo útil (me refiero a los mentados estudiantes in-curso de insubsistencia, Andrés y Taylor) al interés supra-universitario; interés allende toda protestita y cartelito perdido--yo siempre los encuentro y encontraré, peguen-los duro--en la pared de la ciudadela universitaria.

Por sentenciero (y pendenciero, ke caray): si vamos a defender el Bienestar univalluno, hay ke destruir al Concejo Superior. Casi toda otra conminación a la "lucha" no es más ke una pasantía de la propedeutica revolucionetas, tan paisaje de Univalle como un ganzo, un pato, Vagón, yo: el papanatas, con más de 10 años parasitando akí; el lago o una salida a Pasoancho.

Me blindo: no me importa atacar a persona alguna, ni sikiera al jefe del Concejo Superior, al ilegítimo e infra-sub-poliárquico, gobernador del Valle, Ubeimar; sino al órgano o estructura administrativa tal como está constituida: ¡boom!

Sólo en un orden (formal o informal, más plausible, realizable, futurible) estudiantil la figura de representación (ke sería muy otra, kizás ni se llame representación) tiene el sentido consecuente con lo estudiantil, no en otro. Y no ha sido esa figura, y menos lo es con la actualidad, algo más ke coloide.

De akí ke por vicio de forma, por una posible ineptitud apenas esperable de la cuota política de un politikero en el cargo actual de Secretario General de Univalle, la amenaza de insubsistencia ke hoy pende sobre los actuales repres estudiantiles al Superior por incurrencia en bajos rendimientos académicos, según se les enrostra desde la administración univalluna, no produzca un escenario distinto de Vacío en la correlación de poderes en Univalle. Ke estén o no estén casi ke es lo mismo, excepto por la utilidad en el juego democratero ke sus presencias representan. O más, si son declarados insubsistentes por amaño politikero o por insatisfacción del requisito técnico, vendría a ser algo así como una soledad al cuadrado--y yo por fin entendería algo de la prosa de Fito--: una reconstatación del vacío, esta vez la constatación en le lenguaje ke estos pretendidos demócratas estudiantes entienden y atienden: el democratero, burócrata, el ke, como se ve por sus comunicados, les duele.

Ké pírricos, ke sus realidades existenciales políticas, así sea parcialmente, se supediten a una determinación técnico-burocrática. Bien hacen los envainados repres en acudir al viciado argumento  de la "mayoría". La "mayoría" no es depositaria de razones justas, como generalmente lo ha dejado ver la historia. Y además, en el supuesto de ke lo fuera, son imprecisos --vicio de congresistas-- al promulgar ke el estudiantado de Univalle los ha elegido, cuando apenas sólo una parte, menos de la mitad, de los 30mil estudiantes por variadas razones, deplorables y loables, acudieron a sus urnas de la repre-reproducción del vicio democratero.  

Obviamente, defiendan su conkista, por pueril ke sea, si el ánimo existencial a ello les emplaza, compañeritos repres sup, pero esgriman algo más ke ese veintejulierismo protocongresista; carguen los cañones de razones en lugar de reproducciones, de lo contrario persistan condenados en sacarle cayos a las manos de sus avaricias agitando el falo de sus egos con cuidado de echarse sus frusilerías en sus propios rostros, entonces indignos de llamarse de estudiantes.

Respiro. Voy al baño. Como una papa donde Clarita (o Isa, su hija). Y sigo.

Sigo. Pero ya no con el caso de los repres sup. Sino con la materia ke no es del asunto sino el subsidiario del mismo: la vainacon los subsidios ke por vía Bienestar Universitario le son adjudicados a una mínima parte de la población estudiantil; supuestamente la más necesitada de ese apoyo económico. Supuestamente no porke yo lo ponga en duda, no tengo elementos, no he indagado, para hacerlo; sino porke ha sido puesta en duda por una atribución ke la administración universitaria se ha tomado al elegir a un par de estudiantes, ke no se kiénes son, como representantes de la población estudiantil derechosa al subsidio en cuestión y ke actualmente goza del mismo.