sábado, 15 de junio de 2013

EL DILEMA DE LA PROHIBICIÓN DEL EXPENDIO DE LICOR EN UNIVALLE ¡Qué bandera Banderas!


(TEXTO ELABORADO POR VARIAS PERSONAS  DE LA COMUNIDAD UNIVALLUNA. Universidad del Valle, junio de 2013.)


Cuando a uno le queda grande su libertad —aunque también si ella es de tu talla—, el presidente, el rector, el gendarme (y ¡hasta un becario!) te ven como blanco para prohibírtela. Si uno no sume su libertad como máximo sentido de la responsabilidad sobre los actos que  realiza, y no mide sus consecuencias, se invoca la PROHIBICIÓN: por ejemplo, no más venta de licor (y todo lo alusivinante1) en Univalle.


1. ¿POR QUÉ SÍ LA PROHIBICIÓN?
El espacio de banderas  -que es el quiebre de la situación, el punto crítico que desencadena la prohibición-, en general, ya no se asume por la concurrencia, ni foránea, ni univalluna, como un lugar de propuesta cultural, de fraternidad y solidaridad; sino como sitio de irresponsable y libertino consumismo: allí el consumo, desde un chicle hasta una dosis cocteluda se rige por las leyes del mercado. Consumir, sin importar si arruinamos la vegetación y contaminamos el lugar; además de no tomar en cuenta al otro. Y ni qué decir con la retraqueada música de fondo, con  los mismos 4 temas de Fito, 3 de Blades, dos de  Manu, uno de chatarra y 0.5 de punk. Y eso, cuando hay sonido responsable. Qué bandera Banderas.

2. ¿P0R QUÉ NO LA PROHIBICIÓN?
Por varias razones, algunas culturales, otras políticas. Aquí se trata de lo administrativo.
La venta de cerveza suple cierta ausencia de bienestar estudiantil, y este espacio de Banderas, luchado, generado y mantenido por estudiantes, permite a grupos e individuos rebuscarse fondos para suplir los gastos de sobrevivencia en la Univalle, como fotocopias, almuerzos, transporte y/o para completar para algún viaje en representación de la universidad en eventos académicos, deportivos, culturales.
Ante el déficit de subsidios; ante la falta de una apropiada y concertada política  de apoyos a grupos estudiantiles: NO A LA PROHIBICIÓN.
Pero más delicado aún: porque la forma en que se define la medida es autoritaria y genera seria aprehensión: acaso sea esta la cuota inicial para la securitización2  al estilo de la U. de A. donde el ESMAD casi hace parte del campus universitario y hasta de la nómina.
Puede ser una medida, entre otras por venir, en función de procurar imponer, y no de concertar una política de bienestar, que tenga en cuenta las demandas del estudiantado, no sólo en materia económica, sino también de espacios de encuentro y recreación.
Por todo esto, vale, de nuevo: ¡NO A LA PROHIBICIÓN!
                                                                                                                                                                                  

1. Alusiva+Alucinante.
2. Típica política autoritaria ke antepone a toda realización social una dura intromisión de la fuerza, ya oficial, ya subversiva, como elemento esencial para implantar orden en una determinada comunidad


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