lunes, 29 de julio de 2013

ALGUNAS DEFLEXIONES SOBRE MOVILIZACIÓN ESTUDIANTIL Y DEMOCRACIA EN TORNO A LA LEY 30 Y SU REFORMA


(Advertencia: en proceso...)
I. Democracia subjetivista 

Indefectiblemente, o casi, toda condición objetiva (en el campo social-político) es la resulta del acuerdo de dos o más valoraciones subjetivas sobre una cosa (pública) o asunto. En tal sentido, la democracia es producto de un subjetivismo con pretensión democrática. Ke una decisión pública sea más o menos democrática depende de:

1. El en sí democrático de la cosa pública o valor intrínseco obejtivo de esta.
2. La fuerza real-pública del argumento subjetivo objetivizable (es decir, a transformar en argumento objetivo).
3. La relación entre 1 y 2.
4. La promoción de 1, 2 y/o 3.
5. La recepción de 4 por parte del público.

Así, se tiene ke un sentido de la democracia viene dado por la aceptación/rechazo, por parte de un público o comunidad determinada, de una promocionada valoración subjetiva de un número de sujetos definidos ( siempre menor al constitutivo de la comunidad), en torno a un asunto o cosa, a su vez, constituible (promocionable) como pública. Este sentido de la democracia es una propuesta discursiva abstraída de los planteamientos hacia la movilización del estudiantado colombiano, o más precisamente dicho, de una buena parte de éste, ante la ley ke rige la educación superior en Colombia.

Las valoraciones de esta sección del estudiantado, promocionadas en el marco de una gran movilización estudiantil nacional, cobraron una inusitada cierta popularidad y respaldo en gran parte de la sociedad; lo ke presuposo una suficiente fortaleza ante la valoración rivalizante del gobierno Santos, ke terminó avasallado a pesar de su estrategia de promoción enfocada en los mass media con cargo al erario. Todo esto se define parcial y temporalmente con el archivo, a finales de 2011, de una reforma de ley presentada por este gobierno. Aunke resultaría miope aseverar ke la claudicación momentánea del gobierno estuvo desligada de una estrategia ceder poco-antes ke perder mucho y ke fue producto de la preponderancia de la promoción valorativa estudiantil en el seno de la comunidad estudiantil o de parte de la sociedad; sí es acertado observar ke fue un elemento harto influyente, tanto así ke se reclamó por parte de estudiantiles como una "clara victoria" ante Santos, en tanto este lo reconoció, astuta y oportunistamente, como la capacidad de diálogo, reflexión y construcción social, propias de una política de su gobierno. 

Por otra parte, vale decir, la misma ley (30 de 1992, aún vigente) guarda distancias valorativas entre los dos sujetos rivalizantes primeros(Gobierno-estado vs. sección del estudiantado) respecto a la aplicación de la ley y a su forma; no tanto así en torno a los principios ke sustentan las definiciones contenidas en la ley y en su reforma gubernamental de 2011, o en la propuesta de ley construida por la MANE y otras organizaciones sociales. 

 El término "casi", al inicio resaltado, hace presumir la existencia de al menos un tipo de objetividad por fuera de acuerdos subjetivos. Tal presunción es válida discursivamente en tanto la objetividad es ekivalente, o mejor, igualada (a la fuerza, por alguna forma de violencia o violentación) a la subjetividad en los contextos impositivos, autoritarios, absolutistas; cuyo elemento textual es el sujeto impositor, autoritario y absoluto. Y es realizable y observable en los contextos de prácticas gubernamentales dictatoriales y de conductas particulares ke promueven su exclusivo punto de vista, con pretensión de comportamiento universal, por los medios ke sea, incluso el engaño o la falacia terminológica publicista cargada de etiketas moralistas o políticamente correctas y de intereses socialmente deseables, todas ellas como caretas a ponderaciones e intereses menores al del grupo vinculante del sujeto promotor del bien democrático. 

Es oportuno relativizar la definición mínima del "grupo" según el objetivo o bien democrático promovido, mediante el siguiente ejemplo. Si se trata de definir los temas a tratar durante un curso de estudio, el grupo se define por akellas personas interesadas en asistir al curso (incluido el guía).  Si se trata de definir democráticamente el pénsum de una carrera universitaria, el grupo se define, en primera instancia y presuntamente, por las personas pertinentes a esa carrera, profesores-directivos, estudiantes. Si se trata de definir democráticamente la misión de la Universidad (o Institución de Educación Superior) X el grupo definido es la comunidad universitaria X. Si se trata de definir el sentido de la Universidad (o Educación Superior) en una nación, el grupo definido es (o debería ser) la sociedad nacional guiada por las comunidades universitarias que a su vez constituyan una especie de mancomunidad universitaria. Pero ¿cómo lograr la efectiva participación política y democrática de una sociedad cuya naturaleza socio-cultural históricamente se ha hecho de espaldas o sorda a las reivindicaciones políticas; y hacerlo sin ke recaiga en la histórica representacionalidad ke entraña un sentido democrático minimizante y minimalista de las posibilidades políticas de participación, incidencia y decisión de la sociedad en los asuntos del poder público? En torno a esta cuestión habrán de apostarse los esfuerzos por parte de akellos ke se reconozcan revolucionarios, hacia la superación del enkiste participativo social ke mantiene atrofiado el desarrollo de una democracia como apenas elecciones de representantes por parte de una "mayoría" ke siempre ha sido minoritaria en Colombia.

En tanto persista tal atrofia en el régimen colombiano, si bien en su estructura y funcionamiento se plantea como uno democrático, es claro ke la incidencia de la participación ciudadana es de nada a poco relevante en las decisiones atinentes al  poder público. Ke esto sea así, básicamente, se debe a dos factores preponderantes, el segundo más ke el primero, a saber:gobernantes y gobernados. Fácil y frecuentemente escuchamos decir cosas como "todos esos (gobernantes, congresistas, etc.) son unos corruptos", "son los mismos con las mismas", "eso es así y nadie lo cambia", etc. Difícilmente adoptamos una actitud y acciones tendientes a combatir la corrupción o mucho menos a socavar las bases sobre las ke se levanta la estructura del régimen ke propicia esa corrupción. Al contrario, se persiste en perpetuar las estructuras y formas participativas aúlicas del régimen corrupto. A lo ke se suma la admisión, como hecho de la realidad, según teóricos--además de gobernantes--de la "necesidad" de la corrupción en un marco constitucional democrático, claro está, no como una ley, sino como un efecto (defecto o desviación) realista de la aplicación de la ley misma. Del mismo modo, el argumento se amplía a toda práctica política (realpolitk) devenida del
 deber ser de la política. Pero lejos de ser una inevitable realidad de la política (y entonces de la democracia), es apenas un paradigma de la misma y es preciso diferenciarlo si se acoge una perspectiva revolucionaria  sobre esa "realidad" política. Ahora bien, ningún paradigma, en su estricto sentido (como el ke define T. S. Kuhn), es superable en unos cuantos años y por teorías y prácticas fáciles, reformistas o revisionistas, aunke puedan servir de aportación a "nuevas formas del pensamiento". Y no lo hacen dado el arraigo mental del paradigma, de tal manera, ke codifica la realidad, produciendo modelos y eskemas de pensamiento, de tal fuerza, ke se confunden con la realidad misma sobre la ke se teoriza. Esto es especialmente evidente en las pretensiones economicistas de las ciencias sociales (como la misma ciencia de la economía y las ke procuran metodologías y arketipos epistemológicos abstraídos de esta). En estas, es recurrente la modelización de la realidad, a tal punto, ke ante nuevas exigencias reales (por fuera del modelo), los modelos son revisados, antes de llegar a caducar, son re-aceitados, guardando el espíritu modélico anterior; cuando no, ¡se falsea la realidad! (es de ingrata recordación, p. ej., cómo durante el gobierno Uribe Vélez, se aplica una nueva fórmula para calcular el índice de empleo en Colombia, ante el evidente incremento de desempleados; la fórmula produce una suavización estadística en el crecimiento de la curva de desempleo), por no ser, tal o cual realidad, adaptable al modelo predefinido y previamente aceptado por un canon economicista, regularmente proveniente de latitudes ultramarítimas respecto de las demandas latinoamericanas y colombianas.

Aunke es claro ke a una determinada ponderación paradigmática de la realidad política concurren gobernantes y gobernados, creo ke el énfasis de la responsabilidad en las prácticas políticas ke expresan y reeditan formas de pensar y sentir, recae en mayor grado en los gobernados. Ya no tanto, pues, el quid del asunto estribe en las prácticas desviadas (particularistas) de los políticos en un régimen tenido por democrático; sino, en la actitud permisiva, pasiva o indiferente de los gobernados ante lo ke los gobernantes les hacen. Justificada, por de más, keda la consigna, de sesgo lastimero: "un pueblo se merece sus gobernantes".

Así pues, una caracterización subjetivista de la democracia vendría a ser coherente con un paradigma particularista de la política ke se sustenta en la inevitabilidad de la corrupción como realización de los grandes ponderados sociales, tales como justicia, ekidad y la propia democracia.

1. La cosa pública y su valor democrático


CONTINUARA...


viernes, 19 de julio de 2013

Sintraunal: de sus errores y sus consecuencias



Tres cosas, como las ke más, definen un gran sindicato:

1. Por lo ke lucha.
2. Contra kien lucha.
3. Y cómo lucha.

Es decir, la lucha es el elemento esencial ke lo define.

Y 3 cosas no definen a un sindicato:

1. Sus errores.
2. Sus fracasos.(Excepto cuando los supera y la forma en ke lo hace)
3. Ni sus enemigos.
 Y en algunos casos (4) ni su junta directiva.

Una definición como tal, puede ser amplia, vasta y, entonces, polivalente y hasta ambigua. Akí trato de una definición mínima (esencial, pero no específica, porke la esencialidad ke propongo no es propia de un sindicato, sino ke pudiera extenderse a un sujeto, agente o actor político con reivindicaciones sociales, socialistas, solidarias, etc.), sugerida  a raíz de la contienda de por estos días entre los dos sindicatos de la Univalle: uno ke es y el otro ke no es. O dicho de otra forma, realista, sin rigor cientificista en la afirmación: de uno ke es y otro ke es a partir de la negación del ke es. Más claro: Sintraunicol es, Sintraunal no es (o es en tanto pretende negar la existencia de Sintraunicol. En cuyo caso, Sintraunal, debe cuidarse de eliminar a su contrario porke al exterminarlo, automáticamente él mismo desaparece).

Hago este tipo de aseveración sin apaño alguno porke no me restringe una intención lesiva, ni me vicia el criterio un sentimiento hacia una u otra persona apreciadas por mí de uno u otro sindicato. Al contrario, siento un profundo respeto por ellas y es, precisamente, gracias al afecto hacia ellas y a la Univalle, que me permito la contundencia. Con aquello ke no me interesa, ni kiero, no profiero observación o llamado alguno; ké podría importarme.
Complementariamente, tampoco llevo mis dedos al teclado impulsado por una, según creo, desafortunada intención de atrincherarme en bando alguno: ni sikiera del lado de kienes tengan la razón y en contra de kienes en este episodio de confrontación han cometido un desmedido error, impropio del sentido sindical; y, por lo menos, desatinada estrategia al momento de promover su exigencia--por demás válida, la de estabilidad laboral--, me refiero a Sintraunal. 

La primera falla con la ke literalmente me topo es de carácter estratégico, referidas a las formas. Algunos compañeros de Sintraunal parecen desconocer un salmo de la movilización reivindicatoria: legitimación entre la comunidad de su lucha, causa, argumentos, exigencias... Al contrario, fue insinuada la forma hostil y hasta agresiva ke algunos sindicalizados mostraron en contra de personas de la comunidad ke, o bien preguntaban, o bien cuestionaban por sus motivaciones, o guardaban reservas sobre ellas. Y ni ké insistir con el tremendo error del cierre total de la ciudadela universitaria de Meléndez y la lista de traumas ke ocasionaron, o de la conducta agresiva contra sus propios compañeros obreros de Sintraunicol; sin ninguna necesidad ni justificación. Visto mañósamente, desde los resultados obtenidos, según se puede deducir de la publicación del rector del mismo día de levantamiento de la huelga, toda esa movilización, agresividad y traumas en la comunidad, para ké, para unos cursos? O si algo más se logró en sentido de dignificación de los obreros, ké fue? En serio, ké? Lo ke han desencadenado es un clima de temeridad y temores y enemistades, además de reacentuada inestabilidad laboral sobre las principales víctimas de todo esto, precisamente akellas ke se pretendían defender, los companheros obreros contratistas. Muchos de estos cargan el inri, de acuerdo o no con la conducta agresora de algunos de sus compañeros, de haberse ido contra sus compañeros obreros de Sintraunicol, de haber atentado contra toda la comunidad univalluna y kedar en el entrecejo de la administración universitaria. Ya supondrán el clima laboral ke tendrán ke lidiar por estos días, y supondrán, también, la expectativa de vinculación a la planta de Univalle con la cruz del comportamiento endilgado a todo Sintraunal. Hoy no es motivo de dignidad obrera, ni entraña sikiera ventaja pragmática, reconocerse, sin ser objeto de señalamiento, apenas comprensible, como sindicalista univalluno de Sintraunal; al contrario, resulta avergonzante.

El segundo error, tiene ke ver con el objetivo planteado. Al respecto, me detengo, pero no enfatizo, en la oportunista y fácil objeción ke suele plantearse ante la envergadura del objetivo asumido cuando se cuestiona: ''compañero, pero esa pelea si es ganable?'' De plano, al tamiz de esta cuestión, rápidamente se deduce ke Sintraunal se enfrascó en una gran pérdida de tiempo y energías en la ke se sacrificó y perdió mucho. Me refiero a personas afiliadas, en lo laboral,en la trankilidad y estabilidad económica de los hogares, etc. Sin necesidad de acudir a un análisis profundo sobre la ganabilidad de la pelea, rápido se ve el molino de estos malogrados kijotes. No basta la fortaleza del argumento, ni sikiera porke ella radike en su alto grado de justicia, a la hora de desencadenar una batalla (de algo tiene ke servir el manual de Clausewitz a la hora de librar estas luchas). No basta saber ke es justo reclamar la estabilidad laboral como un derecho del obrero y pretender ke sin más, las personas, sindicalizadas o no, deben comprender el grado de justeza per se en la reivindicación Y suponiendo ke sí, ke es comprendido (a priori), esto no implica necesariamente, casi nunca, un respaldo, o un respaldo incondicional, o mucho menos, un respaldo coercionado, o muchísimo menos un 'respaldo' sometido. A la larga, y fue lo ke se registró, una postura de suficiencia argumentativa, sin más, suponiendo ke la hubo por parte de Sintraunal, es condición insuficiente hacia la grandeza y contundencia de la movilización en torno a sus objetivos; y terminó por alejar, tanto la causa como a sus protagonistas, de su seno comunitario, al tiempo ke minó las fuerzas, energías, expectativas y esperanzas de sus propios agregados, o para decirlo en argot sindicalista, socavó sus propias bases sindicales.

Ahora bien, antes de ir al tercer error, me detengo en la suficiencia del argumento, por no ser tal, por kedarse incompleto. Porke en el acto de Sintraunal se connotó una confusión entre el derecho positivado, escrito como norma (de la Univalle) o/y ley (de la República) y el derecho (ius-natural/izado) propio ke le asiste al obrero, derecho este último, específicamente para el caso de la contienda, devenido de su realidad contractual, a saber: un cargo en el ke por más de 5 o 10 años se ha venido desempeñando una persona, se presume suyo, así la vinculación a la entidad contratante (la Universidad del Valle) sea bajo la modalidad retaceadita de contratitos a terminitos definiditos de unos pokitos mesecitos cuya suma se asemejaría a un contrato indefinido, con todos los derechos consustanciales de seguridad y estabilidad laboral y social. Pero no; el mundo no funciona según el derecho natural(izado); menos el mundo laboral patrón/obrero; sino ke sigue las pautas escritas en la norma y ley (de acuerdo, regularmente injustas con el obrero). Akí se hizo fuerte el cotorreo del rector Ramos, le sobraba razón a su argumento desde el punto de vista legal, suficiente para atrincherarse y triunfar contra la justa, pero ilegal, reclamación de Sintraunal. Es por ello ke keda corto el argumento reivindicativo de este sindicato, porke al principio, lleno, de justicia, no se le cierra con el nudo de la norma univalluna, ni de la ley constitucional, sino ke keda abierto; y de todas las interpretaciones ke de lo justo tengamos, la ke cuenta en su efectivación es la escrita, como norma y/o ley. Claro está, estas no son inamovibles, son reesturcturables, reformables o revolucionadas; pero en el planteamiento del acto de protesta, huelga y movilización de Sintraunal no se dio la incurrencia o perfilamiento hacia estos estadios transformativos; ke, entre otras cosas, tienen por guisa la inteligencia, la paciencia y la acción de fuerzas concertadas de distintas vertientes, toda vez ke las normas y las leyes inciden en la generalidad, a todas luces, más amplia y grande ke un sindicato, sea cual sea. 

Y un tercer error, también pretextando el objetivo justo, consiste en exponer y cremar esas bases. Buena parte de la responsabilidad recae sobre la junta directiva de Sintraunal por no advertir los riesgos a sus afiliados, especialmente a su base sindical, del embarcarse en una empresa de protesta, por demás, falta de milimetría y cálculo pragmático (racionalista), ke también es de considerar en las bregas sociales, en el sentido de cuánto se invierte y cuánto se logra. No se redime la inversión de esperanzas de estabilidad laboral con la ke se sedujo a obreros hacia la justeza del objetivo. Por muy justa ke sea la reclamación, es imperioso ponderar el sacrificio ke se esté dispuesto a invertir, máxime cuando el sacrificio corre por cuenta de la carne (de cañón) de esas bases y no tanto por la cúspide intocable de la junta directiva.

Al respecto, cuáles son las consecuencias ké tendrán ke pagar las bases y cuáles esa cúspide directiva? Antes de desarrollar especulativamente este asunto, advierto una doble aprehensión referida al término base, ke me resulta odioso e indeseado en el contexto real ke se suscita; primero, porke geométricamente atrae la imagen de una pirámide: a la base de la cual se opone una punta. Tal división es privilegiante/excluyente de suyo. Una base ke soporta sobre sí el peso de esa cúspide. Aquella se incluye en el sacrificio que la organización debe prodigar en las luchas, pero se excluye o resulta tazada a minuendo a la hora de la distribución de beneficios de los logros. Ahora, no digo más, en general, de la corrupción y/o cooptación de algunas organizaciones sindicales en las que las directivas salen bien remuneradas a costa de la entrega al patrono de las luchas y sus luchadores de base. Y segundo, porke no se concibe una base informe, deformada, sin conocimiento de causa, sin preparación política ni histórica en las reivindicaciones sociales/laborales. El aprovechamiento de las necesidades viscerales, ke me parecen oportunas y justas, resulta impropio de la gesta sindical cuando son el vértice de la reivindicación. Fácil señuelo ke casi cualkier obrero (de base) apremiado por su necesidad de estabilidad laboral, muerde, al otro lado de la vara de pesca, en su cúspide, las directivas se sientan a esperar a ke los peces muerdan la carnada para enjaimarlos en su red sindicalizada. He aquí el leit motiv de una mentalidad obtusa sindical: acaparar obreros pescados a su sindicato o causa sin importar la asfixia ke terminará sacrificando al obrero de base. Esto es una conducta fraticida por una desviada práctica sindical ke guiada por mezkinos intereses como estos, no depara en el sacrifico ajeno en pos del autobenificio egoísta, tal cual, una especie de esclavismo sindical: el esfuerzo y sacrifico de la base, a gratuidad, por mor del privilegio de la cúspide directiva.

Las consecuencias de los delicados, graves e inconmensurables errores de Sintraunal, ke dejan expiar sus principios empíricos de manifestación de su lucha, del cómo y contra kién la encausa, además de los esbozados akí y en otras reacciones (profes, administrativos, estudiantes, organizaciones sociales regionales y nacionales, congresistas...); amenazan o ponen en entredicho: la propia existencia de esa organización sindical; su palabra; su fortaleza y unicidad como sindicato; su capacidad política y de lucha y beligerencia (como acción decidida y guiada por el reconocimiento de las causas y sus consecuencias, acción ke dignifica a kien la acomete y sin someter la dignidad de kien es objeto de ella; y no entendida, al contrario, como bravuconadas machistas ke tienden a personalizar, bautizando con nombres propios, los escenarios ke se suponen comunes a la lucha obrera); su juicio sindical y confianza en él y, por tanto, en sus decisiones; necesariamente, a su junta directiva y la estabilidad laboral, anímica, física y moral de sus asociados; entre otras.

De otra parte, como ya lo advertí, no se trata de escoger bando, pero tampoco tal reserva debe cohibir el juicio (ke critica, no el ke juzga) o la observación. Si bien es cierto ke Sintraunicol ha cometido errores (uno ke señalé y sostengo es el levantamiento del paro en el incio del 2013, sin lograr varias de las reclamaciones en mora y dentro de lo apenas justo y legal con los obreros y obreras), como su incapacidad compartida con Sintraunal para evitar la escalda a conflicto de sus diferencias, o la falta de negociación de estas hacia una puesta en común de lucha; también lo es ke esos errores no pueden ser la mejor arma de sus antagonistas o contradictores. Es más, ningún tipo de arma. Y lo mismo versa en la otra dirección, los errores de Sintrunal, no pueden ser una oportuna prenda de atake como lo pretendió el senador Alex López al insinuar ke son ''más peligrosos ke la extrema derecha'', o como de cierta forma lo hace algunos pronuciamientos al enfatizar en ellos como afrentas y simples agresiones. Tal tremendismo es fuego fatuo argumentativo ke no aporta hacia la construcción de comunidad universitaria y tiende a kemar las posibilidades de resolución constructiva del conflicto. Si, en últimas, hay otros juegos velados por intereses impublicables (manguala dirigencia sindical/patrono contraria a los interese obreros), estos deben ser expuestos por kienes los conocen, con aportación de las pruebas ke los sustenten, en ejercicio público, acusando, entonces sí, con nombre propio, a los implicados traidores de los obreros. Por lo demás, las consecuencias de sus actos, ya errores, ya criminales o como se kieran calificar, tendrán ke asumirlas. 

Finalmente, para no kedar medias tintas, y siendo honesto con mi sentir, creo --no exijo, no es de mi resorte-- ke la junta directiva de Sintraunal, toda ella, debe renunciar, como acto de responsabilidad por sus errores y ofrecer disculpas públicas a todas las personas ke han sido agredidas o resultaron ofendidas. De lo contrario, esperaría ke fuera declarada insubsistente, desconocida por su base como voceros. Insisto, digo todo esto como reconocimiento de los tremendos errores de esta junta directiva, sin asomo de enojo o animadversión hacia ninguno de estos compañeros, pero con énfasis en la necesidad de un comportamiento respetuoso y digno entre kienes nos consideramos parte de esta gran Universidad.