viernes, 31 de agosto de 2012

borrador no pùblico UNA PRÀCTICA DE JUSTICIA


Una pràctica de justicia

Justicia pràctica

De la teorìa sobre el Estado aprendemos ke las personas nos asociamos para brindarnos seguridad, protecciòn entre nosotros mismos. Como tenemos otros asuntos màs importantes de ke ocuparnos, como acumular rikezas, decidimos delegar la funciòn protectora en un cuerpo u òrgano al ke le conferimos el poder para tal propòsito.

Asì, la màxima definiciòn con la ke en Occidente contamos y ke refiere la especificidad ke caracteriza al Estado, es la del poder de la fuerza. El Estado llega a ser el ùnico autorizado para usar la fuerza contra sus asociados (ciudadanos) u otros ke atenten contra la seguridad de sus asociados. He akì por kè un suicida se convierte en criminal. Y porke tanto al suicida como al Estado les es proscrito el uso de la violencia. Nadie puede usar la violencia contra nadie.

Claramente hay muchas formas de "transfomar" el uso de la violencia, cuyo objeto es dañar o destruir, en procura de fines egoìstas (imbadir un paìs por su petroleo es un acto violento y egoìsta, ke se "transforma" en acto de fuerza en procura de la justicia--es mejor decir ciertas cosas entre parèntesis--para poder presentarlo en CNN sin asomo de cinismo), en fuerza cuyo fin es desestimular al agresor o contraventor en procura de la conservaciòn del bienestar de todxs, incluido el del agresor. Al agresor no se le destruye, se le conmina u obliga a desistir de su intenciòn, para ello se consagra la justa propocionalidad de la fueza con la ke un Estado debe proferir contra su asociado-agresor. 

Consecuentemente, se inaugura la ley por la cual se consagra el uso legìtimo y exclusivo de la fuerza por parte del Estado. El Estado guarda el bienestar de la generalidad, asì para ello deba someter, castigar o hasta sacrificar a algunos de sus asociados (rebeldes) o no asociados (socios de otros estados, extranjeros,pues).

Tenemos, así, un principio conductual del Estado; èste debe obrar guiado por el ekilibrio del bienestar de todas las partes en conflicto (ke no meramente por kienes lograron acumular rikezas). Si es necesario, aplicando el uso de la fuerza, jamàs de la violencia. Luego, un acto en sì mismo no se podrà tildar de violento o no, desprovisto de su intenciòn de kien lo ejecuta. Una fuerza excesiva ke se usa desproporcionalmente, raya en el acto violento, y como tal serà proscrita.

Asì, por màs ke se kiera y se presente como acto de paz, guerra preventiva..., un acto violento, discernible como tal en la intenciòn de la ke se sigue y en los interese ke persigue, nunca puede transfomarse--sin comillas-- en un acto de fuerza proporcional o justo.  

Justicia, entre burocracia y paciencia

Los criminales le apuestan a la congestiòn de los juzgados y al tràmite en las instituciones de la justicia. Y bueno, segùn la funciòn encargada y desarrollada, el Estado se hace funcional generando la gran estructura burocràtica ke no es màs ke la divisiòn y subdivisiòn en n veces organismos ke componen la gran estructura funcionaria administrativa del poder estatal. Y como llega a tal punto de delegacionismo de tareas,  cobrar un peso al Estado, por ejemplo, como derecho del asociado (pensiones, primas, indemnizaciones), llega  a ser una labor fatigante y varias veces de no acabar.

Ahora, si el cobro ya no consiste en dinero sino en justicia, una vìctima del Estado encuentra o cambia el sentido de su vida por èste: lograr justicia.   

Y como el supuesto acuerdo (ciudadno-Estado) nos impide la justicia particular, por mano propia, cada injusticiado debe aguardar el tràmite burocràtico, suponiendo interès de resoluciòn por parte d los buròcratas de la funciòn judicial estatal, para obtener su justicia. Si se pierde la paciencia, si el ciudadano injusticiado llega a buscar justicia por propia cuenta, incurre en contraversiòn de su acuerdo, convirtièndose en objeto de aplicabilidad de la ley.  

Pero kè tanta paciencia se espera del ciudadano? No se. Toda. 

Ahora, el ùnico ke juzga, por poner el caso, a un padre ke asesina a kien asesinò a su hijita, es el Estado, porke el acuerdo es: nadie, sino el Estado, es el ùnico con la facultad (conferida por sus ciudadanos, mediante leyes) para vengar las afrentas entre ciudadanos, ese derecho ke para muchos es natural y propio de un padre, siguiendo el ejemplo puesto, se ha renunciado al momento de reconocer la ciudadanìa, voluntaria o involuntariamente. Las màs de las veces involuntariamente. Yo soy colombiano porke no me lo puedo lavar y respeto la mayorìa de las leyes por coerciòn estatal y punto; no porke estè convencido ke es la mejor forma de mantener lo ke se pueda decir de convivencia en Colombia. 

Asì, la venganza del Estado, ke sigue el rigor del entramado legislativo es lo ke se conoce como justicia pràctica legal. Vemos una especie de intercambio del derecho natural individual (a la venganza) por el derecho artificial (positivo o escrito) general a la justicia. Asì acojemos tal discuso, intercambiando la venganza particular por justicia general. po eso cae en desuso el acto de ekilibrio del Estado como venganza,pra pasar a llamarse justicia. Siempre es general porke el Estado fallando en derecho (condenando, castigando, "venganandose" del agresor) obra màs con el prurito de exhibirse--dar ejemplo---ante la sociedad, antes ke cuarle el daño al directo agredido.

Ahora bien, no todo acto justo es legal y viceversa

Justicia como venganza

Si no me he vengado--y tengo motivos-- es por miedo a la venganza de la ke serè objeto, ya por parte de un par (ciudadano) o del poder supremo, del Estato, pues. 
Ahora bien, al Estado no le incumbe las motivaciones por las cuales sus ciudadanos respetan las leyes. Supongo ke el ùltimo reducto de libertad sea nuestra mente.

ccontinuarè.

jueves, 23 de agosto de 2012

Entre MANEipulaciones y santismo. Volveremos a marchar

I

Si con una palabra fuera posible abrigar el Movimiento Estudiantil (ME), ella fuera: contingencia. Que hoy el ME no existe màs ke como una potencialidad teòrica, eso es evidente. Como a la par es evidente la inaniciòn ke por ya varios largos meses padece la Mesa Amplia Nacional de Estudiantes (MANE).

La hambruna ke hoy atraviesa es por falta de estudiantes; no es gratutito el decir de los masistas (los ke se cifran esperanzadamente en el consabido, ritualìstico y sempiterno "movimiento de masas"): "hay ke meterle carne a esto compañero". Y es cierto, sin estudiantes, sin la masificaciòn de esta contienda ante el gobierno, difícilmente--¡imposible!--se mantenga la energìa o algo de lo soñado se cristalice.

Sin embargo, la masificación no ha de entrañar a los traídos, no obstante en las muchedumbres no se distingue a las personas como singularidades, tanto su comportamiento físico como ideològico se ve circunscrito al movimiento del superòrgano: la masa. Yno todo kien camina en masa, sabe para adonde va, regularmente la masa se constituye informe y hasta deforme. Toda esa masa es digna de la màxima desconfianza. El presupuesto, vale decirlo, es ke los estudiantes, al decir de muchos papàs, mamàs y tìas, saben por kè protestan, esto, por tanto, prefigura un presupuesto de confianza en el andar.

Pero, dado ke no soy papá, ni mamà y menos la tìa de nadie; advierto y adviértome la siguiente desconfianza al andar en medio de la masa y como parte de ella, prendiendo vela a san Cristobal (patrono de viajeros y de los caminos),  para no resultar en un traído màs....CONTINUARÀ.