martes, 14 de enero de 2014

Carta de un profesor universitario a sus estudiantes



Cordial saludo a todos:

Quiero hacerles una reflexión de final de semestre. A quienes les pueda interesar.
Normalmente al final de los semestres para muchos estudiantes resulto ser el culpable de las falencias en notas y una relativamente alta mortalidad académica. Ya me acostumbré a ello, de cierta forma. A lo que me niego a habituarme es a los comentarios de pasillo y a las supuestas "acciones colectivas" que pretenden evitar ver algunas asignaturas conmigo, de las que suelo orientar y que están relacionadas con mis líneas de investigación  y mi producción académica. Se trata de acciones temerarias de algunos que piensan que eludiendo mis cursos podrán, por fin, graduarse. Otros buscan vías menos complicadas y más flexibles. Son estrategias de sobrevivencia explicables, pero cuestionables y que dicen mucho de la personalidad y la falta de autoestima de algunos estudiantes. 
Pienso que es una salida incorrecta y poco seria atribuirle al profesor la pérdida de una asignatura. ¿Se supone que el profesor es excelente, y "buen tipo", cuando nadie pierde las asignaturas y todos obtienen una buena nota, así no se trabaje de forma sistemática y seria y no se evalúe de forma gradual, progresiva y responsable?  Tampoco pienso que el otro extremo sea necesariamente lo adecuado. Si todos o la mayoría perdieran las asignaturas tal vez habría mucho que reflexionar. Lo que pienso es que existen muchas falencias acumuladas, grandes deficiencias en comprensión de lectura, en escritura y en contenidos específicos de la ciencia política. Es cierto que en esto el programa y los profesores tenemos la mayor responsabilidad. Pero esto no puede convertirse en una excusa para seguir reproduciendo un quehacer académico de muy bajo perfil, que no desarrolla las competencias intelectuales de forma coherente y sistemática, basado en el monolingûismo y en la "cultura" de la rehabilitación con opcionales, repeticiones y habilitaciones. Maratones de exámenes sin sentido y que devalúan la academia. La Universidad convertida en "centro de rehabilitación".
Comprendo que quienes pierden mis cursos alberguen cierto resquemor y resentimiento. Pero, no me asignen la culpa de sus falencias, que obedece, en algunos casos, al poco esfuerzo y dedicación y, en algunos pocos, al ánimo de graduarse a como dé lugar, la búsqueda de un título sin los méritos académicos correspondientes. Si existen objeciones a mis metodologías (o a las de otros profesores, por acción u omisión), a los contenidos, a las lecturas, a la forma de trabajo con base en las nuevas tecnologías interactivas, el espacio para discutirlo de forma franca y honesta es el salón de clase, no los correos, los corredores y las "iniciativas-solicitudes" para evitar las exigencias (que, además, siguen siendo mínimas en comparación con universidades con mayores estándares de calidad).
Ya ocurrió con algunos de ustedes cuando vieron anteriormente algún curso conmigo. Los invito a debatir y a argumentar, no a intentar amedrentar, o a hacer acusaciones fundadas en la desidia o en el intento de "graduarse a como dé lugar". Además de no ser una posición honesta, de reñir con las buenas formas de la academia que discute y debate con argumentos, puede colindar con el escarnio, la ofensa y el atentado moral. 
No estoy generalizando. Hay  muchos estudiantes  capaces y con un gran potencial. No obstante, me temo que están en posición de minoría y sus voces no se escuchan o no encuentran los espacios propicios para debatir y argumentar. El reto es intentar crearlos.  
Como se suele decir: por el árbol se puede perder de vista el bosque. Hay muchos problemas en el programa, no hay coherencia ni un sólido proyecto académicos, tampoco un ambiente intelectual que estimule e incentive a estudiantes y profesores. De acuerdo. Pero esto no se podrá superar sin diálogo franco, abierto y serio, y sin dedicación, disciplina y mucha exigencia de rigor y de trabajo, de lo cual estamos muy lejos. No  se resuelve con amenazas de "cartas firmadas", comentarios o insultos de pasillo hacia el profesor con que pierden los cursos. Por lo demás, esto tiene consecuencias y las responsabilidades no se pueden difuminar u ocultar detrás del anonimato, como ocurrió en el pasado reciente en el programa. Tampoco van a servir de chantaje para la connivencia y la "promoción automática". 
No. Por lo menos no en mi caso.
JD

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